El Hombre Jazmín

Un blog de Graciela García

La Tía Sandalia, intérprete de la religión

 

El acto creativo encuentra fisuras por donde asomarse a realidades que normalmente no visita.

Un ejemplo es la historia de Sandalia Simón Fernández (Toledo, Villacañas, 1902-1987), más conocida como la tía Sandalia. Una mujer de condición humilde que, de un modo u otro consiguió entregarse a su actividad creativa sin encontrar la oposición que normalmente habría despertado en su entorno cualquier persona que descuidara sus obligaciones. En la sociedad de su tiempo en Villacañas lo normal era que los hombres se centraran en las labores agrícolas mientras las mujeres les ayudaban con esto y con las agotadoras tareas domésticas que incluían encalar un día tras otro las paredes de los silos en que vivían.

Quizás, los factores que le proporcionaron esa especie de inmunidad nada habitual fueron, por un lado, el carácter religioso de sus creaciones y por otro, su fuerte personalidad y el respeto que el pueblo sentía por las desgracias que sufrió a lo largo de su vida.

Los silos de VillaCañas.

El silo era la vivienda de las familias más humildes de la llanura manchega. Se conoce su existencia desde comienzos del siglo XVIII y aún en 1950 había 1.700 silos censados en el casco urbano de Villacañas, en la provincia de Toledo, donde vivió Sandalia Simón Fernández.

Se trata de viviendas excavadas en el suelo a 4 metros de profundidad. Al establecer su noviazgo, cada pareja compraba un solar de unos 470 m² y allí cavaba el silo con sus propias manos, abriendo el espacio necesario para alojar los dormitorios, la cocina, el comedor, las cuadras, el pajar y el gallinero.

Las paredes del interior se recubrían con cal, lo que además de sellar la roca, permitía que se aprovechara al máximo la luz del sol que entraba por las ventanas verticales (lumbreras).

Historia de la Tía Sandalia.

Siguiendo la trayectoria familiar, la Tía Sandalia vivía en uno de estos silos. Su infancia estuvo marcada por la figura de la madre, que se volcó en su única hija, transmitiéndole su religiosidad e intentando que aprendiera a leer, a lo que Sandalia se negó. Era por tanto ágrafa y la principal fuente de inspiración de sus creaciones religiosas procedía de los recuerdos del devocionario apocalíptico que le habían enseñado. Sandalia era tan devota que a partir de 1945, con la institución del culto al Nazareno, comenzó a vestir de forma permanente tal indumentaria.

Sandalia se casó a los 21 años, poco después del fallecimiento de su madre. Con su marido tuvo una relación entrañable y respetuosa, parece que él era un hombre sencillo y muy tolerante con las excentricidades de su esposa. Cuando éste partió a luchar en la Guerra Civil, el matrimonio ya tenía cuatro hijos.

Se dice que fue una madre desapegada, al menos con su hijo mayor, que fue criado por otra familia. Es importante tener en cuenta que Sandalia sufría unos cinco ataques epilépticos al día y ya desde antes de dedicarse a la creación colaboraba poco en las tareas domésticas. Sin embargo, a partir del 25 de agosto de 1950 no sufrió ninguno más. Esta fecha coincide con el suicidio de uno de sus hijos y el inicio de una dedicación casi absoluta al modelado y a la pintura.

La gente del pueblo la ayudaba cuando sucedían estas crisis y se piensa que por miedo a que los ataques se reprodujeran le dejaban vía libre, Sandalia era tratada como un personaje un poco trastornado y también un poco temido, al que era mejor no molestar. Su propio marido indicaba a sus hijos «a madre no molestarla» y estos colaboraban en la preparación del yeso para modelar y después desaparecían respetando su soledad.

Un día que todos los hombres estaban trabajando en el campo, como era habitual, la vida de la familia se vio trastocada. Había desaparecido uno de los hijos de Sandalia, Ángel, y fue uno de los hermanos quien lo encontró, se había quitado la vida ahorcándose en un pozo. A partir de aquel momento la religiosidad de Sandalia se acentuó. Se volvió introvertida y se volcó en sus creaciones. Llegó incluso a retratar a su hijo con la soga que le provocó la muerte.

La obra.

Las escenas que podían captarse en su casa combinan santos sangrientos, manteles de hule con flores de plástico, una paloma disecada que representa al Espíritu Santo… Sus primeras obras tenían un fin exclusivamente didáctico. Estaban destinadas a ser mostradas en momentos especiales, siempre por ella como guía intérprete y exégeta de los Misterios. No se puede saber con certeza porqué creaba pero está claro que ello le permitía destacar entre algunos vecinos y salir del anonimato general. A medida que veía su obra halagada se iba tomando más en serio su papel de artista o de persona dotada por Dios de un don especial. Finalmente dejó de crear para dedicarse exclusivamente a guiar a los interesados por su casa. Los visitantes debían guardarse mucho de ofender de alguna manera a Sandalia porque a poco que ella notara algún gesto de burla los echaba de su casa con cajas destempladas.

Sus creaciones están muy ligadas al trabajo del volumen, incluso cuando pinta, sus cuadros suelen tener elementos modelados. En cuanto a la técnica, partía de yeso o de los polvos que se usaban para enjalbergar las fachadas para así crear volúmenes amasando el yeso. Los detalles los afinaba con utensilios de cocina y los pinceles los construía ella misma con su pelo o con las crines de la cola de un burro.

Sus primeras figuras no tienen armadura interna pero las últimas sí, por lo visto había aprendido que esto les daría estabilidad y comenzó a construir estructuras con palos y sarmientos.

Cuando en 1982 se reconoció el valor de sus creaciones y se le dedicó una calle, les dio una capa de barniz bajo la cual añadió purpurina dorada y plateada, como si quisiera resaltar, con los elementos que tenía, la «divinidad» o la «belleza» de sus figuras.

Fuentes y datos de interés.

Las imágenes de los silos proceden de encuentroarte
Las imágenes de la Tía Sandalia y de sus obras proceden del libro: ZARAGOZA SESMERO, V. (1997) «En la frontera del mito. la tía Sandalia (1902-1987)». Toledo: Ilustrísimo Ayuntamiento de Villacañas.

En Villacañas puede visitarse el Museo del Silo y el Museo de la Tía Sandalia. El teléfono de información turística es: 925 56 03 42

 

 

 

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