Hay que ver las exposiciones solo y con personas distintas porque cada uno nos fijamos en unas cosas y porque viene bien que nos recuerden que nuestra mirada es sólo una de las muchas posibles.
Pasé por alto que los repetidos túneles que tanto obsesionan a Martín Ramírez están presentes también en los genitales de algunos de sus animales. Aunque sea aventurado divagar sobre lo que esto significa todo invita a pensar que las repetidas escenas en las que un tren sale de un túnel para meterse en otro representan el ciclo de la vida.
Algo que ya había visto pero me ayudó ponerlo en palabras fue que lo realmente interesante de Ramírez es lo que no comparte con otros autodidactas, algunos lugares comunes a los que parece lógico acudir y que sin embargo él esquiva, creando formas de representar que son extrañas y que lo hacen único. Un ejemplo sería la manera de dibujar los escalones. En lugar de representar los contornos, las clásicas tres líneas horizontales, lo que dibuja es lo que no se ve, las líneas que no existen, y obvia las demás. Esto en cuanto a las líneas rectas, en cuanto a las curvas ya habíamos mencionado en otra entrada que las formas se emparentan con el crecimiento de las formas naturales, como los troncos de los árboles o los moluscos, que crecen de manera periódica, dejando sus huellas en la concha.
Mi amigo se dio cuenta de que el depresor de lengua que utilizaba como regla a veces le sirve también para trazar curvas cerradas y que en dos de las casi sesenta obras aparece una animal grande pisando a animales más pequeños.
A parte de eso se puede intentar adivinar qué figuras provienen de su imaginación y cuáles proceden de algún objeto o imagen que le sería familiar. La mayoría de las veces dibuja los ojos de forma esquemática y de frente, de la manera estereotipada que suelen hacerlo quienes no buscan una representación anatómica realista (por ejemplo los dibujantes egipcios) aun cuando las figuras están de perfil. Sin embargo uno de sus vaqueros sí tiene un ojo que está de perfil y además trazado de una manera que recuerda los dibujos animados. El caballo que monta también tiene los ojos en perspectiva y con volumen y lo que es más raro, se dibuja parte del ojo del lado de la cara que no se ve cuando lo normal en una representación “de memoria” sería no haberlo dibujado.