Sordomudo tras padecer una meningitis a los 6 años, Alexander Lobanov (Maloga, Rusia,1924, 2003) tuvo una vida dura debido a su discapacidad y a una serie de sucesos que acaecieron a su familia (sufrieron una evacuación y el temprano fallecimiento del padre de Alexander). El hijo fue enviado en 1947 a una institución psiquiátrica y desde entonces pasó confinado el resto de sus días.
En el Hospital de Afonino donde vivió desde 1950 empezó a dibujar reproduciendo todas las imágenes que encontraba. Pocos años después superó su fase de mimetismo y desarrolló su propio imaginario donde él mismo es el motivo constante de representación. Sus autorretratos le muestran mirándonos con gesto impasible, casi siempre escudado en su Kalasnikov que agarra con ambas manos, ataviado con sombrero y ropas militares. Suele aparecer rodeado, bien de armas, bien de elementos de la naturaleza: anémonas, margaritas y patos salvajes.
Marcos dibujados encuadran las obras, a veces con motivos decorativos típicamente rusos. Suele incluir su nombre en grandes letras dibujadas con esmero, a veces también añade su apodo “Sacha”