Adolf Wölfli
Emanuel Navratil Fantastic City in the City (1940). Lápices de colores sobre papel de emabalar montado en madera. 38 x 44 pulgadas. Galería St. Etienne
Minnie Evans. Diseño realizado en los Airlie Gardens Óleo y técnica mixta sobre lienzo. (1967). Minnie Evans Sin título 1945 – 1967
Muchos estudiosos del Art Brut han observado la frecuencia con que aparecen en las obras de estos autores composiciones que recuerdan a mandalas. Desde Adolf Wölfli hasta Emmanuel Navratil, Minie Evans y tantos otros.
Realizar un mandala es de alguna manera ordenar el caos circundante. Trabajando una geometría basada en el centro de poder. De este modo se puede sugerir que los autores que utilizan el símbolo del mandala, al situarse en el centro de la estructura, están trabajando la relación de su sí-mismo con el cosmos.
El mandala sirve como propósito conservador especialmente para restablecer un orden existente con anterioridad. Pero también al propósito creador de dar expresión y forma a algo que aún no existe, algo que es nuevo y único. El segundo aspecto es quizá, aún más importante que el primero, pero no lo contradice. Porque, en la mayoría de los casos, lo que restablece el antiguo orden, simultáneamente implica cierto elemento de creación nueva. En el nuevo orden, los modelos más antiguos vuelven a un nivel superiror. El proceso es el de la espiral ascendente que va hacia arriba mientras vuelve una y otra vez al mismo punto.
M.-L. Von Franz. Carl G. Jung. El hombre y sus símbolos (p. 225)
Si te interesan los mandalas, te recomiendo este completo post en el blog Mis mejores zapatos.